Under the Sea of Peru: Life under the Waves



Peru Submarino: Vida bajo las Olas
Por: Yuri Hooker

Al mirar la superficie del mar desde una playa de nuestro litoral es difícil de imaginar el mundo que permanece oculto bajo las olas. Para muchos, la visión del mar peruano es la de una gran
despensa inagotable, llena de peces plateados e inexpresivos cuya única función es la de proveer de recursos al hombre. Sin embargo, es poco conocido que en el fondo del mar existe un mundo maravilloso y delicado, donde miles de especies conviven formando ecosistemas únicos, con especies de gran valor ecológico y un gran número de criaturas aún desconocidas para la ciencia.

Definir el mar peruano es un tema complejo y amplio. Este mundo frío y azul abarca, dentro de las 200 millas de mar territorial, varios grandes ecosistemas que van desde la orilla del mar, hasta los fondos abisales a más de 6.500 metros bajo la superficie. Las grandes profundidades son hasta hoy las menos conocidas por la ciencia marina pero, ¿qué tanto conocemos acerca de los
organismos de aguas costeras, aquellas que bañan las orillas de nuestro litoral? A excepción de las especies de interés comercial o las que viven al interior de áreas naturales protegidas, es muy poco lo que sabemos y muy poco lo que se ha difundido.

La costa al sur de Punta Aguja (Piura) es de aguas templadas. Lo excepcional de esta región esla enorme biomasa o cantidad de organismos que la puebla. Sin embargo, a pesar que el 89 por ciento de nuestro litoral está bañado por la Corriente Peruana (antiguamente llamada corriente de Humboldt), estimamos que la diversidad de especies acuáticas aqui es menos de la mitad de la que existe en el norte del Perú.

Esta peculiaridad es, en parte, consecuencia del sistema de afloramiento del mar peruano,
proceso por el cual la Corriente Peruana fluye hacia el norte con un movimiento espiralado, favorecido por los vientos alisios y la rotación de la Tierra, lo que lleva aguas profundas hacia la superficie. Este movimiento acarrea los fertilizantes acumulados sobre el fondo marino. La fertilización natural de aguas superficiales, favorecida además por la luz solar, genera una extraordinaria producción de plancton, base de la cadena trófica. Las especies que mejor aprovechen esta productividad, serán las más exitosas y abundantes, como es el caso, por ejemplo, de la anchoveta peruana (Engraulis ringens) y los choros o mitílidos.

También las algas son favorecidas por la fertilidad del mar. Además de existir una alta diversidad (más de 200 especies), gran parte del área costera esta dominada por extensas praderas de algas. El mococho o yuyo (Chondracanthus chamissoi) ha sido, desde tiempos ancestrales, de importancia en la alimentación de los peruanos, constituyendo un recurso abundante pero intensamente explotado en algunas localidades.



Sin embargo, uno de los hábitats más sorprendentes son los “bosques” de algas gigantes. Gran parte de los fondos rocosos con aguas turbulentas, hasta los 15 metros de profundidad, están cubiertos por el aracanto (Lessonia spp.), algas pardas de tallo grueso y resistente que llegan a medir unos seis metros de largo y presentan un follaje muy tupido.

En el intermareal al sur de Perú y lugares más protegidos del oleaje son el hogar del “sargazo” (Macrocystis spp.), que llega a medir cerca de 20 metros de largo y, a diferencia de otras algas, permanece erguida gracias a unas estructuras similares a flotadores llenos de gas que tienen en la base de sus hojas. Esto les da un verdadero aspecto de bosque submarino, donde las algas se elevan como columnas gigantescas hasta alcanzar la superficie. Es uno de los más espectaculares paisajes submarinos que se puede imaginar.

Sus densas frondas constituyen el refugio de gran parte de los mariscos y peces que son
capturados por los pescadores artesanales. El cotizado chanque, el cangrejo peludo, el cangrejo violáceo, los choros y peces como la cabrilla, la pintadilla, el cherlo y el trambollo, entre muchos otros, viven aquí protegidos de los lobos marinos y otros depredadores que rondan la superficie.

Algunos invertebrados, como los erizos verdes y negros cumplen un rol fundamental, alimentándose activamente de las algas. Con esto se elimina a las más débiles y se controla su crecimiento, evitando los efectos nocivos de su desigual competencia por recursos.

Sin embargo, una sobrepoblación de erizos también sería perjudicial pues consumiría muchas más algas que las que el ecosistema puede reponer. Lamentablemente, esto está ocurriendo en muchos lugares de la costa sur, donde los erizos, especialmente el negro, están ganándole el terreno a las algas. Una de las causas principales de ello es la casi desaparición del pez vieja (Semicossyphus darwini) a manos de los cazadores submarinos. Este pez, que alcanza
cerca de un metro de longitud, es uno de los principales controladores biológicos de la población de invertebrados y, en especial, de los erizos jóvenes a los que come en grandes cantidades. Al haber sido casi exterminado en muchas áreas, los erizos han proliferado sin que otro organismo pueda controlarlos.

En el litoral norte, específicamente frente a las costas de Piura y Tumbes, el mar es calido y tropical. Se calcula que en esta pequeña franja costera se encuentra más del 70% de especies de todo nuestro litoral. Aquí, la biomasa de organismos no es abrumadora pero la biodiversidad si lo es.

Los arrecifes rocosos están cubiertos de color debido a las esponjas y corales que crecen sobre ellos. Estas especies son abundantes, pero no lo suficiente para formar arrecifes coralinos, los cuales no existen en el Perú. Anémonas, gusanos plumero,
ascidias, crustáceos y moluscos de extravagantes colores llenan de vida las rocas del litoral.

Sobre las praderas de algas verdes, las tortugas marinas se alimentan luego de un largo viaje desde Centro América. Sobre la superficie del mar cientos de delfines saltan sobre las olas. Bajo el turquesa de las aguas, los peces completan el paisaje submarino dándole el aspecto de un gigantesco acuario. No solo es posible encontrar colores y formas insospechadas sino, además, los mayores extremos de la evolución, desde los peces más pequeños, como el pez tres aletas(Axoclinus lucillae) cuyos adultos no miden más de 2 centímetros de longitud, hasta los gigantes del mar, como el mero ojo chiquito (Epinephelus itajara), que llega a medir más de 2,5 metros y pesar cerca de 350 kilos.

Esta es sólo una pequeña mirada a ese mundo oculto y casi desconocido que es el
Perú submarino, lleno de historias que podrían contarse por cientos, ejemplos de sutil equilibrio entre sus criaturas y también, lamentablemente, con historias de extinción. Enormes esfuerzos vienen siendo desarrollados para lograr que las islas y puntas de nuestra costa sean consideradas como áreas de conservación. Las mismas acciones deberían tomarse para conservar las pocas bahías que aún no han muerto a causa de la contaminación por la industria pesquera, la minería y desechos domésticos.

Las bahías son los más importantes centros de reproducción de los organismos costeros, donde los
peces jóvenes pueden alimentarse y crecer al amparo de sus aguas temperadas y tranquilas. La drástica disminución de la abundancia de

muchas especies costeras de interés comercial se debe a la muerte de gran

parte de nuestras bahías. Lugares como Sechura, Samanco, San Fernando y San Juan de Marcona son zonas de nuestra costa consideradas prioritarias para la conservación. De no hacerlo, serán pocas las historias submarinas que podremos contarle a nuestros hijos.

Referenciar como:

Hooker, Y. 2003. Vida bajo las olas. En “Paracas y las Areas protegidas de la Costa", Colección Santuarios Naturales del Perú (Tomo 2). Ediciones PEISA S.A.C.. 168 p.

Numero de visitas: